domingo, 6 de noviembre de 2011

El Ártico se teñirá de negro.

El próximo verano, en el 2012, la compañía petrolera Shell comenzará el proceso de perforación en el océano Glacial Ártico para la extracción de petróleo.

Este es el hecho. A partir de aquí comienza la discusión sobre las consecuencias que tendrá desde un punto de vista individual, a nivel del ser humano, y desde el punto de vista global, que por lo que vamos comprobando nunca tiene la prioridad.

La petrolera Shell tiene proyectado perforar en el noroeste de Alaska, concretamente en Chukchi y Beaufort, para extraer crudo y gas natural valorado en 2.400 millones de dólares. A la espera de cómo suceden los acontecimientos para la pionera Shell, se encuentran otras compañías como la noruega Statoil y la estadounidense Conoco-Phillips. El inicio de estas perforaciones supone el comienzo de una carrera hacia el oro negro teniendo como competidores los países que comparten el ártico: Estados Unidos, Canadá, Rusia, Dinamarca y Noruega.

Por otra parte, se encuentran las organizaciones ecologistas y los esquimales nativos que viven en el noroeste de Alaska quienes desconfían del plan de emergencia contra vertidos accidentales que ha presentado Shell para obtener los permisos de perforación. Argumentan que se trata de un plan que “hace aguas” por todos los puntos, y considerar la existencia de una mínima posibilidad de vertido sugiere una irresponsabilidad por parte de la petrolera. En el Ártico, el periodo de menos hielo comprende entre julio y octubre (periodo durante el cual la petrolera puede perforar). Si ocurriera un vertido, la inaccesibilidad al mar impediría la limpieza del crudo, con la consiguiente contaminación de las aguas y la muerte de la fauna y flora que allí vive, y de la que vive toda la población.

Para poder formarnos una opinión propia hemos de considerar dos puntos de vista. En primer lugar, la visión particular/individual se centra en el enriquecimiento de la zona y de Estados Unidos por los impuestos millonarios que se esperan recaudar del petróleo, para llenar las arcas municipales, estatales y federales. Y supondrá la creación de miles de puestos de trabajo bien remunerados e iniciará un crecimiento económico, tan necesario hoy en día.

Sin embargo, la visión global supone comprender que la alteración de tan frágil ecosistema puede llevar a una catástrofe natural, cultural, social y económica aún no cuantificable. La contaminación de las aguas ártica implica la contaminación de algas y microorganismos de los que se alimentan peces, moluscos, ballenas, osos… Supondrá la contaminación de las personas que se alimenten de estos animales, que no serán únicamente los nativos de Alaska, sino de todo el mundo, debido a su comercialización y distribución por todos los continentes. Las aguas contaminadas del Ártico se repartirán por toda la costa americana por las importantes corrientes de grandes masas de aguas que ocurren a lo largo del océano Atlántico. Implicará la desaparición de muchas especies y proliferarán plagas de algas tóxicas que ya existen en los océanos.

Realmente, qué es lo que nos interesa.

Ver: http://www.publico.es/ciencias/403185/trece-ong-denuncian-un-plan-para-tenir-alaska-de-negro

4 comentarios:

Javier G. Pérez dijo...

Poco mas se puede decir...
¿Ha parado el amor por la naturaleza alguna vez al poderoso ciclón del dinero?

Era una crónica sutilmente anunciada. Ya se veía venir.
Ahora no consiste en parar la obra, que es imoposible, sino rezar para que no se produzca ningún desastre.
Que pena...

Saludos.

Félix dijo...

No entendemos que todo gran negocio que se base en una explotación de recursos tiene una vida limitada (unos diez o veinte años). Se desarrollará una gran infraestructura, la población crecerá, se establecerán en la zona y adquirirán propiedades con valor acorde al crecimiento que se esté dando. Al acabarse los recursos, la gran empresa y sus responsables, hartos de millones de dólares se trasladarán, y quedarán los ciudadanos llenos de deudas y sin posibilidades de trabajo, y un entorno totalmente alterado incapaz de recuperarse.

Gracias, Javier.

Masunodos dijo...

Debería ser un santuario, lo pagaremos caro.



Saludos.

Félix dijo...

Lo malo es que cuando pasen unos años no nos acordaremos de cómo estaban las cosas antes de que metiéramos la mano.