lunes, 2 de junio de 2014

Cerebro y músculo en homínidos



Desde mediados del siglo anterior se ha estudiado con mucho interés el metabolismo: procesos de gasto y obtención de energía para inducir los diferentes procesos celulares con el fin de favorecer la supervivencia celular. Inicialmente, se desarrollaron experimentos sencillos en los que se determinaban los productos obtenidos de procesos catabólicos o simplemente las calorías producidas en las diferentes reacciones químicas. Sin embargo, experimentos más ambiciosos determinaron que todas estas reacciones metabólicas que sucedían en los seres vivos podían ser diferentes dependiendo de los órganos a estudiar. Por ejemplo, se averiguó que el cerebro consume el 20% de todas las calorías que un humano consume en un día. Además, se confirmó que las diferencias existentes en el metabolismo entre los diferentes órganos se mantenían de forma equivalente cuando se comparaban entre especies afines, es decir los cerebros de los monos y los chimpancés consumen, al igual que en los humanos, el 20% de las calorías consumidas totales de un día. Sin embargo, esta regla general no se cumple en dos tejidos específicos de los humanos con respecto a sus especies evolutivamente más cercanas.
Uno de los tejidos que consume una mayor proporción de energía respecto al de los chimpancés es el córtex prefrontal del cerebro. Esta región cumple funciones como reflexionar, la planificación del futuro del individuo y pensar en lo que pueden estar pensando los demás. Estas complejas funciones requieren de un elevado consumo de calorías, cosa que no se ha observado de forma tan marcada en los monos.
Otra de las excepciones es el músculo. El tejido muscular de monos y chimpancés consume una mayor cantidad de calorías que el músculo de los humanos, de hecho los primates son mucho más fuertes, a pesar de ser más pequeños, que los deportistas de élite que participaron en los ensayos. Una de las conclusiones que se extrajeron de estos resultados fue que posiblemente la vida sedentaria a la que nos hemos adaptado haya mermado nuestra masa muscular. Por ello, sometieron a monos y chimpancés a una dieta baja en carbohidratos. Al cabo del tiempo, los primates volvieron a mostrar su sorprendente fuerza, por lo que el menor metabolismo del tejido muscular de los humanos no debe de ser consecuencia de una adaptación a hábitos recientes sino a un proceso evolutivo a lo largo de cientos de miles de años.
El Dr. Khaitovich concluyó que los homínidos sacrificaron su capacidad muscular a favor del desarrollo de un mayor cerebro, concretamente la zona del córtex prefrontal. Sin embargo, otra teoría la postula el Dr. Daniel E. Lieberman (Universidad de Harvard) que cree que no ha existido necesariamente un sacrificio de un tejido a favor de otro, sino que posiblemente la musculatura que hoy tenemos es el resultado de una adaptación a la resistencia a raíz de que nuestros ancestros se vieron obligados a caminar largas distancias y a correr frecuentemente para proveerse de mayores cantidades de alimentos y así suministrar más energía al cada vez más desarrollado cerebro humano.


Fuente: www.nytimes.com/2014/05/28/science/stronger-brains-weaker-bodies.html?ref=science

lunes, 26 de mayo de 2014

Aquella vez que leí un periódico



Reconozco que hace mucho tiempo que no abría un periódico hasta hace unos días cuando ojeé uno, de los de papel, y descubrí noticias que no desarrollan adecuadamente en televisión. Por ejemplo, Rusia y China están mucho más unidas y que en toda esta crisis de Ucrania el único país que sale beneficiado es China, ya que la Unión Europea se ve obligada a independizarse energéticamente de Rusia, su principal suministrador de gas -aunque son escasas las alternativas-, y por tanto Rusia pierde un importante cliente. En consecuencia, China, otro cliente de Rusia, aprovecha la coyuntura y renegociar los precios del gas. Además, en todo este follón de Ucrania resulta que el multimillonario ucranio Ajmetov tiene más autoridad que el propio ejército del país, ya que fue capaz de reducir diferentes revueltas recurriendo a sus propios trabajadores.

Por otra parte, la CIA de Estados Unidos utilizaba las campañas de vacunación en países como Pakistan o Irak para encubrir el espionaje a los personajes políticos y militares de interés. Ahora, el presidente Obama afirma no utilizar estas campañas para el espionaje. Supongo que alguna otra cosa se habrán inventado.

Seguimos fuera de España, Tailandia ha sufrido durante estos días un nuevo golpe de estado. Digo nuevo porque el último fue en el 2006 cuando derrocaron a un multimillonario propietario de diferentes medios de comunicación que se metió en política y que aprovechó, supuestamente, para llenarse aún más los bolsillos. Este país ha sido muy castigado desde que fue abolido la monarquía absolutista en el 1932. Desde entonces ha sufrido dieciocho golpes de estado, de los cuales once tuvieron éxito. Parece que esto no se refleja en los viajes turísticos.

En Europa somos cada vez más viejos y concretamente en España en el año 2060 tendremos una edad media de 50 años. Esto se debe a la mayor esperanza de vida y a la menor tasa de natalidad si sumamos la emigración de gente joven y a la autolimitación de la sociedad española a tener únicamente un hijo. Y hablando de gente mayor, en Madrid estuvo la semana pasada el fiscal Benjamin Ferencz de más de noventa años que llevó a cabo los juicios de Nuremberg con tan solo 27 años, su primer caso recién salido de la Universidad. Este hombre es una muestra de la historia mundial. No nos podemos imaginar las barbaries que tuvo que escuchar de los altos cargos de la SS durante unas declaraciones carentes de arrepentimiento y llenas de asqueroso orgullo.

Y para terminar, una noticia científica y que se ha desarrollado en Barcelona: el colesterol tipo HDL, al que llaman bueno, reduce la metástasis, es decir, frena el movimiento de células cancerosas desde un tumor al sistema sanguíneo desde donde peligrosamente pueden invadir otros órganos.

Finalmente, mi conclusión es que si quiero estar más informado debo de leer más el periódico y ver y escuchar menos el telediario y la radio, o simplemente no saber nada sobre el mundo para ser más feliz.

lunes, 17 de marzo de 2014

Entrenamiento cognitivo

Últimamente ha aumentado el número de juegos de entrenamiento cognitivo, como Brain training o Lumosity, pero ¿realmente son efectivos?

Diferentes estudios han concluido que las personas aficionadas a este tipo de juegos, al igual que los Sudokus, son buenos en las actividades específicas de estos juegos pero no muestran un mayor desarrollo en resolver problemas matemáticos o una mayor memoria. Esto podría apoyar la idea que el cerebro solamente se desarrolla durante los primeros años de vida y no después. Sin embargo, en los últimos veinte años se ha afirmada que el cerebro sigue formando nuevas conexiones neuronales a lo largo de la vida. Un ejemplo que lo demuestra es un experimento realizado por el Instituto Nacional de Salud (NIH) en EEUU, en el que participaron unos 2.800 voluntarios de uno 70 años de edad. Estas personas se clasificaron en tres grupos según la capacidad mental que iba a ser ejercitada (memoria, razonamiento y velocidad de procesado) más un grupo control. Cinco años después del inicio de las sesiones de entrenamiento se observó que los tres grupos mostraron mejoría en las correspondientes capacidades, pero ninguna en las otras dos, por lo que no hay transferencia mejoría de, por ejemplo, la potenciación de la memoria a la del razonamiento. Además, otros cinco años después, aquellos voluntarios de los grupos de “razonamiento” y “velocidad del procesado” seguían manteniendo las mejorías cognitivas, incluso se detectó un descenso del 50% de accidentes de tráfico en estas personas respecto al grupo control.

En resumen, el entrenamiento mental en sus diferentes facetas ayuda a establecer y mejorar las conexiones neuronales pero no a través de los mencionados juegos. Cada persona debe encontrar su entrenamiento personalizado como puede ser la lectura o tocar un instrumento.

Fuente: www.nytimes.com

viernes, 24 de enero de 2014

El virus del tomate infecta las abejas

Durante los últimos años se ha observado que la población de abejas desciende desde finales de otoño hasta terminado el invierno, periodo que coincide con la mayor propagación del virus del tomate. Un grupo de científicos han demostrado que estos dos factores están íntimamente relacionados, ya que este virus se encuentra en el polen de las plantas de tomate y de soja que las abejas recogen para alimentar sus larvas. Este virus infecta las larvas de las abejas dañando su sistema nervioso y llevándolas a la muerte. Se ha comprobado en diferentes colonias de abejas que durante el invierno estos insectos están infectados en un 22%, mientras que durante la primavera los organismos infectados descienden a un 7%. Aquellas abejas que sobreviven están libres del virus. El virus del tomate es de simple cadena de RNA con una elevada tasa de mutación, por lo que no es descartable que se den casos de salto de especie como ocurrió con el virus del SIDA, que también es un virus del mismo tipo que el del tomate, al igual que los virus responsables de algunos tipos de hepatitis.


Fuente: www.nytimes.com

viernes, 2 de noviembre de 2012

La educación que nos trajo... aquí.

No sé muy bien a razón de qué (posiblemente por el continuo bombardeo de malas noticias o por la conversación con unos amigos sobre la educación actual) escribí sobre la educación que daría a mis hijos, en caso de que les haga el mal favor al tenerlos. Llevado por la rabia de ese momento creí en fomentar en ellos el egoísmo, la capacidad de negar sus errores, mentir para su beneficio y la visión oportunista. Ahora, más calmado sé que no será así y que probablemente cometa el mismo error que mis padres al transmitirme valores como creer en el bien y cultivar la paz a mi alrededor con el amor, la paciencia y la generosidad. Sin embargo, creo que debería inculcar a mis hijos algo de instinto animal por la cruel supervivencia que, lamentablemente, yo no tengo. Curiosamente, hace unos días vi una escena de una película en la que un grupo de personas estaba encerrado en un ascensor a punto de descolgarse. El protagonista policía se afanaba por rescatar una a una las víctimas mientras que cada vez el cable del ascensor cedía un poco más y la cabina bajaba. Lógicamente, alguien sería la última persona en salir, si lo lograba. Pues, seguramente, esa persona sería yo. Así que no creo que yo sea la persona adecuada para educar a unos niños con el fin que se desenvuelvan en una sociedad que hemos construido nosotros, sus padres.

Cuando nuestros hijos sean mayores y comprendan en qué momento de la historia de España nacieron nos recriminarán por nuestras elecciones y acciones. Muchas veces presumimos, al igual que nuestros padres, de haber disfrutado de una educación mejor que la que se imparte hoy en día, y no solo me refiero en los colegios. Si la educación y la transmisión de valores definen la personalidad, qué falló en nuestra infancia para que actualmente nos encontremos donde estamos. ¿no somos nosotros, las personas de entre 25 y 40 años las que hemos ido definiendo este panorama? Estoy de acuerdo en que los gobernantes, demás políticos y otros mangantes son más mayores, pero nosotros llevamos unos años votando y tomando decisiones? ¿En nuestra educación no nos enseñaron a detectar las mentiras y a los farsantes? Por qué hemos permitido que nuestros derechos laborales se estén perdiendo; que nuestro cada vez más escaso salario sea para los bancos; que los productos básicos sean más caros; que suban y creen nuevos impuestos; que se hundan los comercios a favor de las grandes empresas. Por qué hemos permitido una sociedad para nuestros padres y abuelos en la que se les dificulta seguir aprendiendo y ser útiles; que se les deja morir por “viejos” al encarecer los medicamentos y por no hospitalizarlos cuando es económicamente desfavorable. Por qué hemos permitido que los niños se hacinen en aulas incondicionadas; que estén alejados de sus padres desde los cuatro meses de vida…

 Me siento responsable de donde hoy estamos y, aunque fui feliz durante mi infancia, me pregunto que faltó en mi educación. Qué no me enseñaron mi familia y profesores.