domingo, 20 de noviembre de 2011

Agua ¿y vida? en una luna de Júpiter.

Recientemente ha sido publicado en la revista científica Nature el hallazgo de dos grandes masas de hielo en la luna Europa de Júpiter. A raíz de este descubrimiento vuelve a surgir la consideración que pueda existir vida fuera del planeta Tierra. Personalmente yo no descarto esta posibilidad, en primer lugar porque tal y como se cree que llegó la vida a la Tierra (a través de choques contra nuestro planeta de asteroides cargados de bacterias) también pudo ocurrir en otras superficies del Universo. Y segundo, porque debido al cada vez más intenso tráfico espacial, no debemos descartar que hayamos podido “contaminar o colonizar” con bacterias propias de nuestro ecosistema aquellos lugares en los que diferentes sondas u otros instrumentos aeroespaciales hayan podido visitar. Está claro que esta segunda opción es muy improbable, debido a que ha habido pocos eventos en los que se ha tenido un contacto directo con otros satélites o planetas y porque un periodo de tiempo de 20 o 30 años de viajes espaciales es muy corto para que un hecho tan improbable como el comentado tenga una oportunidad de ocurrir. Sin embargo, en nuestro propio planeta se siguen descubriendo formas de organismos capaces de soportar condiciones extremas como elevadas temperaturas, formas de vida en letargo en climas helados, bacterias que soportan elevadas concentraciones de azufre o alta salinidad, además de otros microclimas no soportables para la mayor parte de la biomasa terrestre.

La vida se hace camino e intenta invadir y colonizar todo terreno al que tiene acceso. Así que si aún no existe vida extraterrestre, cosa que dudo, será cuestión de tiempo, aunque eso sí, de millones de años. Y estoy seguro que muchas cosas cambiarían cuando se haga pública la noticia del descubrimiento de vida extraterrestre. Comenzará una nueva carrera espacial, únicamente con intereses políticos-económicos pero con el sentimiento innato que nos ha inculcado la naturaleza y la propia vida, el sentimiento de colonizar.


domingo, 6 de noviembre de 2011

El Ártico se teñirá de negro.

El próximo verano, en el 2012, la compañía petrolera Shell comenzará el proceso de perforación en el océano Glacial Ártico para la extracción de petróleo.

Este es el hecho. A partir de aquí comienza la discusión sobre las consecuencias que tendrá desde un punto de vista individual, a nivel del ser humano, y desde el punto de vista global, que por lo que vamos comprobando nunca tiene la prioridad.

La petrolera Shell tiene proyectado perforar en el noroeste de Alaska, concretamente en Chukchi y Beaufort, para extraer crudo y gas natural valorado en 2.400 millones de dólares. A la espera de cómo suceden los acontecimientos para la pionera Shell, se encuentran otras compañías como la noruega Statoil y la estadounidense Conoco-Phillips. El inicio de estas perforaciones supone el comienzo de una carrera hacia el oro negro teniendo como competidores los países que comparten el ártico: Estados Unidos, Canadá, Rusia, Dinamarca y Noruega.

Por otra parte, se encuentran las organizaciones ecologistas y los esquimales nativos que viven en el noroeste de Alaska quienes desconfían del plan de emergencia contra vertidos accidentales que ha presentado Shell para obtener los permisos de perforación. Argumentan que se trata de un plan que “hace aguas” por todos los puntos, y considerar la existencia de una mínima posibilidad de vertido sugiere una irresponsabilidad por parte de la petrolera. En el Ártico, el periodo de menos hielo comprende entre julio y octubre (periodo durante el cual la petrolera puede perforar). Si ocurriera un vertido, la inaccesibilidad al mar impediría la limpieza del crudo, con la consiguiente contaminación de las aguas y la muerte de la fauna y flora que allí vive, y de la que vive toda la población.

Para poder formarnos una opinión propia hemos de considerar dos puntos de vista. En primer lugar, la visión particular/individual se centra en el enriquecimiento de la zona y de Estados Unidos por los impuestos millonarios que se esperan recaudar del petróleo, para llenar las arcas municipales, estatales y federales. Y supondrá la creación de miles de puestos de trabajo bien remunerados e iniciará un crecimiento económico, tan necesario hoy en día.

Sin embargo, la visión global supone comprender que la alteración de tan frágil ecosistema puede llevar a una catástrofe natural, cultural, social y económica aún no cuantificable. La contaminación de las aguas ártica implica la contaminación de algas y microorganismos de los que se alimentan peces, moluscos, ballenas, osos… Supondrá la contaminación de las personas que se alimenten de estos animales, que no serán únicamente los nativos de Alaska, sino de todo el mundo, debido a su comercialización y distribución por todos los continentes. Las aguas contaminadas del Ártico se repartirán por toda la costa americana por las importantes corrientes de grandes masas de aguas que ocurren a lo largo del océano Atlántico. Implicará la desaparición de muchas especies y proliferarán plagas de algas tóxicas que ya existen en los océanos.

Realmente, qué es lo que nos interesa.

Ver: http://www.publico.es/ciencias/403185/trece-ong-denuncian-un-plan-para-tenir-alaska-de-negro