sábado, 27 de noviembre de 2010

Hacia la libertad.

Hablando en la anterior entrada de los estudiantes de hoy en día, me llevó a cuestionar la motivación que sentimos los más adultos hacia el trabajo. ¿Cuantos consideran el trabajo como una carga? Es una responsabilidad y una necesidad pero junto a esto hemos de afrontarlo como una oportunidad de desarrollo. Del desarrollo de nosotros mismos. Creo que tanto el estudio como el trabajo nos llevan hacia una parte de la libertad. Existen otros caminos que completan esta libertad, pero creo que el estudio (da igual de lo que sea) nos lleva a desarrollar nuestra mente hacia nuevas ideas, nuevos pensamientos, nos ayuda a expandirnos, a abrirnos al mundo y para prepararnos a nuevas situaciones. En cambio, el trabajo completa este proceso de expansión. La realización de un trabajo utiliza las ideas adquiridas y nos ayuda a una realización hacia esa libertad. Es decir, mientras que estudiar nos abre la mente hacia la libertad, el trabajo nos permite actuar para finalmente adquirirla. Pensad en una persona que no ha tenido la oportunidad de aprender a leer, de aprender matemáticas, que no ha podido estudiar historia, literatura, ciencias naturales u otras materias. Esta persona no ha tenido la posibilidad de desarrollar la particular inquietud que todos y cada uno de nosotros sentimos. Estas inquietudes pueden ser de las más variadas y todas virtuosas, porque nacen de nuestro impulso interior. Solo estas inquietudes que puedan ser desarrolladas nos llevaran a sentirnos libres. A diferentes personas puede interesarle desde temas tan diversos como la historia, la medicina, la literatura, la naturaleza o el arte. Son temas muy generales y todos con una función en este entramado laboral. Sin embargo, incluso aquellas inquietudes que parecen no tener un hueco en el actual mundo laboral necesitan de un estudio previo. Pero gracias al estudio cualquier actividad, por poco aplicable que pueda parecer en un principio, puede encontrar su nicho en el mercado laboral y social. Poco a poco hemos podido ver cómo han ido apareciendo profesiones que antes no existían o que eran minoritarias, y que se han convertido en necesarias para la sociedad. Personas que puedan sentir pasión por cuidar a niños, a atender ancianos, a ayudar a los más desfavorecidos. Personas que les encantan los deportes de aventura, volar en aeroplano, o quienes viven la noche. Pasiones tan variadas que incluyen a quienes pasarían horas haciendo manualidades, pintando, dibujando. Toda actividad realizada con pasión y entusiasmo ayudan a esa persona a completarse personalmente.

Dejando claro que tanto el estudio y el trabajo nos hace más libres, es triste ver cómo pasamos más de un tercio, sino la mitad, de nuestra vida deseando que pasen esas horas. Cada vez que pensamos a las 9 de la mañana que queremos que sean las 6 de la tarde para salir del trabajo, hacemos que esas horas se hayan perdido para nosotros. Es posible que hayamos hecho el trabajo, nuestra función, pero esas horas no las hemos invertido en nosotros. Cada minuto y cada hora ha de pertenecernos, y aunque el trabajo lo estemos realizando para que unos cuantos empresarios se enriquezcan con nosotros, nosotros tenemos la oportunidad de aprovechar lo que se nos ofrece durante la jornada laboral para enriquecernos también, pero una riqueza que nos desarrollará personalmente y esto irremediablemente nos desarrollará profesionalmente. Yo admiro a aquellas personas que habiendo trabajado para un empresario en una cierta profesión, luego han podido formar su propio negocio. Es un ejemplo del aprovechamiento del tiempo y de la adquisición de conocimientos que obtuvo determinada persona mientras trabajaba para otro.

Muchos pueden pensar que el trabajo que tiene actualmente no es el que desea, y menos en esta época no se puede ir renunciando trabajos. Creo que cada trabajo marca una fase en nuestra vida, y todas estas fases son transitorias, son puentes que nos llevarán hacia otra época. Hemos de aprovechar y sacarle partido a cada una. Si no pensamos que lo que hacemos hoy nos ayudará para seguir cambiando e ir desarrollándonos, caeremos en la dejadez, en la despreocupación y desmotivación.

Puedo presumir de haber realizado labores muy variadas, y de este modo haber conocido a muchos compañeros. Algunos consideraban su trabajo actual como un medio para desarrollar su proyecto. Por ejemplo, un antiguo compañero soportaba una jornada laboral de ocho de la mañana a ocho de la tarde cada día pateando calles, de puerta en puerta ofreciendo un producto de telecomunicaciones como cualquier otro únicamente por el deseo de montar su propio local en Ibiza. Dos profesiones totalmente diferentes pero que una sirve para alcanzar la otra, y así estar un poco más cerca de la libertad.

Cada uno tiene su motivación. Está en nosotros la responsabilidad de desarrollarla, y para esto es necesario estudiar y trabajar.

lunes, 22 de noviembre de 2010

Los estudiantes no son como antes.

Muchas veces escuchamos quejas sobre el sistema educativo actual, sobre los jóvenes estudiantes de instituto y universitarios. Nos cuentan que otros tiempos anteriores fueron mejores en la enseñanza en la que eran abundantes los conocimientos enseñados, y se supone que también adquiridos. Que por aquel entonces, cuando aún vivía Franco y en los años posteriores a su muerte los estudiantes eran reivindicativos, estaban informados sobre la política, leían los periódicos. Aún hoy, de boca de amigos de mi quinta, de las últimas generaciones de los setenta, escucho que nosotros, los ahora treintañeros (y qué decir de los más mayores) estábamos mejor preparados que los jóvenes de ahora, que es vergonzoso escuchar a un alumno que no sabe dónde está tal ciudad, si es o no capital de algún país asiático o incluso de Europa.

Creo que es un error compararnos a nosotros mismos de hace unos años con los chicos de ahora por dos razones. Primero, porque todo cambia, la sociedad cambia. No podemos comparar la situación política, económica, social de ahora con hace cuarenta años. Y en segundo lugar, porque es imposible que nosotros mismos nos hayamos visto desde otra perspectiva que no sea dentro de nosotros. Creo que para compararnos y para opinar sobre nosotros deberíamos tener la posibilidad de alejarnos de nosotros y observarnos. Tal vez desde otro punto de vista cambie nuestro concepto de nosotros.

Pero puestos a comparar, yo no tengo ni idea de cómo son los estudiantes de ahora ni me atrevo a criticar su interés por los estudios o su capacidad de aprendizaje. Pero yo mismo, ni siquiera en la Universidad leía los periódicos, ni podría decirse que tuviera una visión ni general ni crítica de lo que es el mundo. Y por lo que veía y por lo que hablaba con los compañeros, pocos eran aquellos alumnos de la forma en que en estos días se presume que así éramos hace más de diez años. Yo por lo menos no lo fui, y sé que muchos, si no la mayoría de ellos, no lo fuimos. Y después del paso del tiempo me reencuentro con algunos de aquellos compañeros que van siguiendo una vida que cada cual ha podido elegir, contentos con ella (si el hachazo del paro no ha roto efímeros planes de futuro). Así que ahora no entiendo ese sentimiento triunfalista sobre los que son más jóvenes. Tal vez tenga una raíz psicológica. Tal vez necesitemos auto-justificar el abandono de la juventud con la creencia de que fuimos mejores.

¿Por qué exigir y castigar verbalmente a una juventud por su fracaso escolar cuando la mayoría de los trabajadores acuden al trabajo diario deseando que sea la hora de la salida de este? ¿Qué tienen que enseñar aquellas personas que pasan las horas de la jornada laboral pensando en cómo llevar mejor ese suplicio?

jueves, 4 de noviembre de 2010

Comer carne clonada.

La Comisión Europea suspenderá durante los próximos 5 años la comercialización de carne o productos lácteos procedentes de animales clonados, debido a la incertidumbre de su consumo y a la falta de investigación, ya que no existen datos concluyentes que confirmen que dichos animales pueden servir de alimento sin ser nocivos para la salud. En España no ha llegado a las granjas la cría de animales clonados, por lo que no hay una presión por parte de empresas para que se apruebe dicha comercialización.

Es cierto que somos muchos para darnos de comer a todos de forma equitativa (me gustaría creer -digo que me gustaría- que es por eso por lo que hay más de medio mundo muriéndose de hambre) ¿Por qué no se favorece el sector primario y se desecha la idea de pagar 10.000 euros por una vaca clonada? No creo que la alimentación con animales clonados sea la solución para erradicar el hambre en el mundo. ¿Los países en desarrollo pagarían la generación de este tipo de ganadería?

Creo que hemos llegado a un punto en el que ya estamos considerando la posibilidad de alimentarnos, en un futuro, con carne de animal clonado. Y si ya ha llegado esta suposición a la opinión pública no tardaremos en ver cómo se hace realidad. Hace diez años discutíamos en la Universidad la ética de la generación de órganos y seres vivos a partir de células no diferenciadas. Hoy esto ya es realidad.