sábado, 8 de octubre de 2011

Campos envenenados.

La actividad de la caza ha existido desde siempre. En un principio como necesidad para la alimentación del ser humano, pero también se ha convertido en una actividad de ocio para muchos. Este es un tema muy controvertido y genera multitud de discusiones entre los defensores de esta y entre los que llevan desde la década de los setenta reclamando, ya no la abolición sino el control racionalizado de la caza. Aparte de la postura que asuma cada uno respecto este tema, quiero difundir en este espacio la peligrosidad de un efecto colateral que conlleva la explotación de cotos de caza por indeterminados cazadores. Digo indeterminados porque el problema es la dificultad en la identificación de quienes siembras los campos y montes con veneno. El hecho de plagar los terrenos de los diferentes cotos de caza existentes en España con cebos envenenados, la mayoría de ellos con estricnina, es debido al deseo de eliminar aquellas especies que viven en estas zonas de interés únicamente ocioso que no sean el objetivo de la mira de más de un millón de escopetas nacionales.

Echando mano de datos, vemos que en el año 2000 murieron 983 animales en los campos, sobretodo perteneciente a cotos de caza. Entre ellos encontramos 541 aves de presa (águilas, buitres negros y leonados), 112 córvidos, 36 zorros y 273 perros. Pero se han encontrado además lobos, osos y otras especies consideradas como protegidas. Tal fechoría, entre otras, llevó a la extinción en los años ochenta al ave quebrantahuesos en la Península (actualmente, gracias a programas de recuperación, están avistándose en ciertos núcleos españoles por su procedencia desde los Pirineos). La dispersión de veneno en el campo es un delito y puede suponer la encarcelación durante dos años o una multa de hasta 300.000 euros. Sin embargo, su aplicación es difícil debido a la pericia de los infractores y a la falta de una vigilancia más rigurosa de los campos.

Desde hace años, diferentes organizaciones ecologistas (SEO/BirdLife, WWW-ADENA, Ecologistas en Acción, entre otras) se han asociado y están participando en el Programa Antídoto para luchar contra esta actividad ilegal y perjudicial no solo para los animales silvestres sino también para nosotros mismos. El veneno puede llegar a la cadena trófica al alimentarnos de los animales que hayan podido ingerir dosis no letales de tales sustancias tóxicas. Por ejemplo, la estricnina actúa sobre el sistema nervioso generando una hiper-contracción muscular llevando al animal, o humano, envenenado a sentir convulsiones y finalmente llegue a morir por asfixia.

Para terminar quisiera destacar que me sorprende el empeño que tiene el ser humano en transformar todo aquello que pisa, y no solo nos conformamos con explotar las fuentes de alimentación y energía sino que también lo hacemos con aquellos lugares y animales que suponen un divertimento. Creo que muchos poderosos desearían tener aún mucho más poder para poder barrer todo lo que hay en el mundo y volver a rehacerlo. Imagina que el objetivo final del ser humano es convertir el planeta Tierra en una gran urbanización, en la que estarían las casas (ciudades) y los jardines con las plantas que más nos gustan (palmeras y orquídeas), los animales que preferimos (perros, gatos y pajaritos, y ciervos para cazarlos) y con algún laguito para poder pescar. Fuera de esta urbanización estaría el polígono (granjas de animales comestibles y las plantaciones de vegetales) y el vertedero.

Solo espero que nadie llegue a tener tanto poder, pero el daño no solo lo hace el poderoso. El envenenamiento de los campos es algo individual y no creo que existan intereses políticos en todo esto. Así que las cosas también pueden cambiar desde el ciudadano de a pie al tener una conciencia a nivel global.

sábado, 1 de octubre de 2011

Perdemos el Mediterráneo.

Conforme pasa el tiempo y las investigaciones somos más conscientes del efecto sobre la superficie terrestre que está teniendo la sobreexplotación de los recursos naturales por el ser humano. Sin embargo, las consecuencias que están ocurriendo en los mares y océanos de todo el mundo no son tan visibles. En un medio en el que no estamos adaptados y donde la suma de la dimensión profundidad hace más difícil su exploración, se suceden cambios en el desarrollo de la vida de los organismos que allí viven.

Sin irnos muy lejos, el mar Mediterráneo ha sido un mar muy rico en biodiversidad, y por ello nos hemos proveído de él hasta estos días, aunque seguiremos haciéndolo de forma menos intensiva debido a la pérdida de especies y al descenso de individuos de las especies que aún existen. Es una pena que desde hace muchos años desapareciera de nuestras aguas el pingüino Alca impennis. Se trataba de un ave con una existencia muy vulnerable porque daban un huevo por puesta. Tres hechos la hicieron desaparecer hace ya más de 4.000 años. En primer lugar porque era consumida su carne y huevos. Segundo, por ser un animal que tenía una alimentación a base del pescado del que nosotros también consumíamos, por lo que también era considerada una especie competidora con nosotros. Y tercero, porque cuando se observó que su número descendía, se cazaba por coleccionismo. Incongruente, verdad.

La foca monje también fue un animal numeroso en el Mediterráneo, pero al ser un animal confiado y torpe en tierra fue fácilmente cazado desde hace más de 6.500 años, pasando por la época del Imperio Romano y la Edad Media. Su carne era apreciada y sus huesos y piel servían para la fabricación de utensilios. A mediados del siglo XX se la vio refugiada en puntos del Cabo de Gata y la Costa Brava, pero últimamente quedan unos pocos ejemplares escondidos en el archipiélago balear y Cerdeña.

De forma general, la desaparición de especies es originada por una sobreexplotación de sus poblaciones. El atún rojo (Thunnus thynnus) puede verse en el Mediterráneo porque viene aquí y al Golfo de México a reproducirse, pero ya no se observa en Noruega, donde de siempre se ha pescado. El atún rojo es un pez de más de 5 metros de longitud y de hasta una tonelada de peso. Es un animal de crecimiento lento que necesita mucha comida. Pero está destinado a desaparecer. Es un recurso muy preciado en un mercado que genera mucho dinero por él. Existen mecanismos de localización de los bancos de atunes por todos los mares y está muy perseguido. De esta forma es cuestión de tiempo que se dé como funcionalmente extinguido. Ahora, en el Mediterráneo las especies más pescadas son la sardina (Sardina pilcardus), la anchoa (Engraulis eucrasicolus), la alacha (Sardinella aurita) y el espadín (Sprattus sprattus). Pero también se da caza a diferentes especies de tiburones por el método de “finning”. Consiste en cortar las aletas de los tiburones y tirar el animal desmembrado y aún vivo al mar. Aunque en España no sea habitual comer aletas de tiburón, es un alimento muy demandado por China y Lejano Oriente donde el kilo de aletas lo pagan a 60-100€.

La sobreexplotación tiene consecuencias negativas directas sobre las especies pescadas pero existen muchos efectos secundarios que inmediatamente surgen y tienen difícil solución. Debido a la ruptura del equilibrio del ecosistema al desaparecer ciertas especies, otras especies oportunistas y de ciclos de vida más corto y más rápidos ocupan los nichos de las desaparecidas (suplantan a las desaparecidas), pero con funciones totalmente diferentes. Es el caso del incremento del número de individuos de cefalópodos (calamares, sepias y pulpos). Son animales de crecimiento rápido, muy adaptables y con una reproducción masiva. También se ha observado que el número de diferentes especies de medusas han incrementado de forma escandalosa, y esto tiene varias explicaciones. En primer lugar, el descenso de sus predadores como los atunes, caballas, peces espada, peces luna y tortugas marinas ha aliviado la presión que las mantenía en niveles de un ecosistema equilibrado. El agua de balanceo de los barcos (los barcos cogen agua del puerto del que parten para equilibrarlo con la carga que transportan, pero esa agua es desalojada en el puerto de destino donde descarga. Ese agua está llena de larvas e individuos de especies totalmente alienígenas de ese lugar, por lo que ocurre una invasión de nuevas especies) es un gran problema debido a la introducción de especies de medusas en este caso, que pueden encontrar un ambiente favorable donde crecer abundantemente. Son especies adaptadas a aguas saladas, por lo que suelen mantenerse alejadas de las costas en la que existen ríos que desembocan sus aguas. En épocas de sequía, los ríos no vierten agua dulce al mar, por lo que las medusas pueden avanzar hacia la costa. Y por último, el cambio climático (que sí que existe) juega también un papel importante. La temperatura del agua marina ha incrementado, por lo que las medusas proliferan más abundante y rápidamente.

Significativamente, la proliferación de medusas tiene efectos graves sobre el turismo y la pesca principalmente. Pero presentan serios problemas técnicos debido a que suelen obstruir conductos de refrigeración.

Estos son muy pocos ejemplos de los cambios que están ocurriendo el mar Mediterráneo, pero como digo son unos pocos y existen muchos más mares y océanos donde la presión de la sobrexplotación está dejando efectos muy graves para la biodiversidad y para la humanidad.