lunes, 8 de agosto de 2011

Cáncer: una enfermedad de probabilidades.

Cuando se trata de conocer el tema del cáncer en España, son muchos los pacientes que depositan toda la responsabilidad de la enfermedad en los médicos, y estos suelen encontrarse muy habitualmente con personas que les dicen: “Haga usted lo que tenga que hacer”, o “A mí no me explique nada, confío en usted”. Cierto es que cada vez más intentamos conocer un poco mejor qué es esto del cáncer. Sin embargo, médicos oncólogos que trabajan en Estados Unidos notan un cambio muy importante de actitud con respecto a los pacientes españoles. Son pacientes con un gran interés en saber qué es lo que les está pasando, acuden a las consultas con grabadoras para no perder detalle de lo que les comenta el médico, buscan información y suelen discutir el tema con los especialistas. Tal vez veamos una actitud exagerada, pero lo más importante es saber qué es lo que ocurre en nuestro organismo. Realmente es el paciente el que tiene un mayor peso en la responsabilidad de su enfermedad, y esto se puede aplicar a cualquier tipo de dolencia, ya que es él quien está conviviendo con ella. Así, veo esencial que conozcamos a grandes rasgos qué es eso del cáncer, para que esta palabra deje de ser un tabú y que dejemos de temer. Se prevé que el cáncer dejará de ser una enfermedad mortal, pero que sí será una enfermedad crónica, es decir, conviviremos con ella.

Actualmente nos rodean múltiples agentes que fomentan cambios en nuestro genoma, llegando a generar diferentes tipos de cáncer, dependiendo de los órganos afectados y de la potencia de su incidencia sobre las células. Algunos de estos agentes conocemos que son cancerígenos, como por ejemplo las radiaciones U.V., compuestos radiactivos (entre ellos los rayos X), diferentes componentes de los cigarrillos de tabaco, algunos aditivos alimentarios o la radiaciones electromagnéticas (que hasta hace poco no se ha aceptado de una forma más generalizada que realmente inducen la aparición de tumores). Los agentes que originan cambios genéticos pueden clasificarse en tres categorías: 1) agentes cancerígenos químicos; 2) radiaciones ionizantes (rayos X), y 3) virus (introducen ADN extraño). Existen compuestos cancerígenos químicos como 2-naftilamina (formaba parte de colorantes sintéticos), pero existen otros que en su forma natural no lo son hasta que entran en nuestro organismo y se metabolizan hacia otro compuesto con capacidad cancerígena.

Mecanismo de reparación del ADN

En entradas anteriores se han explicado los procesos por los que se sintetizan las proteínas a partir del ADN. Durante estos procesos pueden ocurrir muchos errores, equivocaciones en la síntesis de la cadena de mARN o incluso durante la formación de proteínas a partir de los aminoácidos. Pero aunque existan estos errores, las células tienen sus sistemas de autocorrección. Existen moléculas que van repasando la secuencia recién formada detectando errores. Cuando se encuentran con alguna equivocación cortan esa zona y la reemplazan por otra nueva, como si de un parche se tratara. Durante el reconocimiento y la reparación actúan las llamadas nucleasas de reparación de ADN (reconocen la alteración y cortan la secuencia error), las ADN polimerasas (rellenan el hueco) y las ADN ligasas (unen los extremos de la cadena que se han quedado al descubierto al escindir la secuencia errónea con los extremos de la nueva secuencia corregida).

Alteraciones térmicas bruscas suponen un incremento en la probabilidad que ocurran cambios en la secuencia de ADN de forma aleatoria, siendo frecuentemente corregidos por el sistema mencionado anteriormente. ¿Pero qué ocurre si una de estas moléculas correctoras de ADN pierde su función? Eso es exactamente lo que ocurre en la enfermedad de Xeroderma pigmentosum (XP). Esta es una enfermedad hereditaria, y las personas que la padecen y que manifiestan desde niños tienen una elevada predisposición a desarrollar cáncer de piel frente a la exposición al sol, por sus radiaciones U.V.

Cáncer benigno o maligno

Como sabemos, un tumor puede ser benigno o maligno. Esta característica se basa en función de la capacidad invasiva de la célula cancerígena. Un cáncer benigno consta de un grupo de células agregadas en una misma masa, sin embargo, un cáncer maligno es aquel en el que existen células invasivas, con la capacidad de entrar en el torrente sanguíneo o en los vasos linfáticos pudiendo afectar a otros órganos diferentes al órgano originario del tumor. Existen diferentes tipos de cáncer en función del tejido u órgano afectado. Los carcinomas son originados a partir de células epiteliales (piel), no es un cáncer letal pero es responsable del 90% de los casos de cáncer, debido a que es el tejido que está más expuesto a agresiones y el que más se divide. Los sarcomas se originan a partir de células musculares y de tejido conjuntivo (hueso, grasa, sangre, cartílago). Y los melanomas surgen a partir de células pigmentarias de la piel. Este tipo de cáncer es muy invasivo y por tanto es un cáncer muy peligroso.

Causas y origen de un tumor

Entre las causas, tenemos que diferenciar dos tipos. Los iniciadores tumorales son aquellas sustancias que con una única exposición generan una herida y a la vez causan la mutación o cáncer en las células vecinas a la herida. Por otro lado tenemos a los promotores tumorales, que son aquellas sustancias que una única exposición no genera mutación, pero sí lo hace si las exposiciones se hacen repetidamente a lo largo de un intervalo de tiempo.

Un tumor se origina a partir de la proliferación incontrolada de una única célula anormal. El gran problema existente actualmente en la lucha contra el cáncer es la poca sensibilidad de las técnicas actuales en detectar estas células cancerosas. Por ejemplo, en el caso del cáncer de mama, no se detecta por rayos X hasta que no hay un número de células superior a los 100 millones de células, y cuando se alcanza un billón de células cancerosas en un cáncer de mama suele originar la muerte. Esto es una cantidad de células muy elevada desde que una única célula empezó a dividirse de forma incontrolada, desde entonces ha pasado mucho tiempo en el que el tumor ha ido creciendo sin detectarse. La tecnología va avanzando muy rápidamente en la detección de diferentes tipos de cáncer, pero aún es necesario que sean más sensibles para que los tratamientos del cáncer sean menos agresivos para el paciente.

Tratamientos actuales

Actualmente se recurre a la cirugía, a la quimio y a la radioterapia para eliminar o reducir el cáncer, pero cada técnica tiene sus inconvenientes. La cirugía no es un método capaz de descubrir todas las metástasis y es fácil que algunas células del tumor se disgreguen y queden aún en el organismo. No hace falta decir que no sirve de nada esta técnica cuando algunas células han invadido el torrente sanguíneo. En el caso de la radiación o la aplicación de agentes tóxicos, su efecto no es selectivo contra las células cancerosas sino que matan a todo tipo celular, con el consiguiente daño de los tejidos y órganos, y la debilitación del paciente. Quedando alguna célula, esta puede proliferar en otras, y hasta pueden desarrollar resistencia a los agentes tóxicos. Sin embargo, existen ya tratamientos efectivos contra el linfoma de Hodgkin (cáncer en el sistema linfático/inmunológico), cáncer de testículo, coriocarcinoma (placenta) y en algunas leucemias. Por ejemplo existe el fármaco tamoxifeno (antagonista de los estrógenos) contra el cáncer de mama. La investigación actual se centra en atacar selectivamente las células cancerosas para dañar lo menos posible a otros tipos celulares vecinos al tumor.

La probabilidad de cáncer aumenta con la edad

Un cáncer se puede producir sin alteración alguna de la secuencia deADN, por ejemplo el teratocarcinoma (en ovarios y testículos), pero la mayoría sufren una alteración en el ADN. Ya vimos que el organismo tiene sus propios mecanismos para detectar y corregir cualquier defecto que hubiese en el código genético, reduciendo la probabilidad de cambios genéticos y de originar tumores, pero a pesar de este sofisticado y preciso mecanismo natural se producen muchísimas divisiones y mutaciones en cada gen. Tomando cifras, en el ser humano pueden ocurrir 1016 divisiones celulares, y un gen puede mutar unas 1010 veces diferentes. Aún con estas frecuencias tan elevadas de mutación, el hecho que se produzca un cáncer ocurre con una probabilidad mucho más baja comparada con la frecuencia de mutación de un gen. Esto se debe a que han de ocurrir varios sucesos extraños en la célula u organismo para que una célula se salga de su ciclo de divisiones controlado y se convierta en cancerosa. Además, el cáncer es una enfermedad que aumenta su probabilidad con la edad, cuando más acumulación de errores y menos capacidad de corrección tiene el organismo. Sin embargo, el cáncer es algo muy casual y requiere de muchos años desde que se inicia todo hasta provocar la muerte. Normalmente existe un largo periodo entre las causas que originan un tumor hasta que se inicia la enfermedad, como es el caso del cáncer en el epitelio del cuello uterino y el cáncer colon-rectal.

En todo este tema del cáncer es importante darse cuenta que la probabilidad es el factor determinante. Aisladamente parece imposible padecer un cáncer, sin embargo, hoy en día es la enfermedad más extendida entre la población de los países más desarrollados. Se sabe que entre el 80 y el 90% de los casos de cáncer se pueden evitar, pero aún es difícil identificar los factores de riesgo. La constitución genética, el medio ambiente (nuestro entorno) y nuestro modo de vida son factores clave para que el cáncer pueda ser prevenido con éxito.


Fuente: “Biología molecular de la célula”, B. Alberts. Ed. Omega (2002)