domingo, 3 de octubre de 2010

¿Sigues teniendo hambre después de haber comido?

Esa sensación de seguir teniendo hambre a pesar de haber comido tiene una explicación biológica. Se ha realizado un experimento con una serie de personas obesas a quienes se les ha suministrado durante 6 meses dos tipos de bebida: una sabrosa y calórica, y otra insípida y baja en calorías. Se ha observado que aquellas personas que más peso adquirieron fueron aquellas que mostraban menor actividad cerebral en la región asociada a las comidas gratas al paladar. Quiere decir que aquellas personas cuya actividad cerebral en esa región del cerebro determinada es menor de la normal, tendrán la necesidad de seguir comiendo. La actividad neuronal actúa en este caso suprimiendo una respuesta, comer. Aquellas personas que fisiológicamente no pueden desencadenar dicha reacción no podrán evitar seguir teniendo ganas de comer.

Esto es una enfermedad pero existen temporadas en las que uno siente más hambre que otras, es posible que se deban a cambios estacionales, a la propia actividad de cada uno y en determinadas épocas, también suele pasar que después de llevar unos días comiendo más de lo que solemos hacer, al volver a la normalidad (por ejemplo después de vacaciones de verano o de navidades, cuando se suele comer en abundancia) y al volver a comer las raciones habituales sentimos una insatisfacción alimentaria.

Es curioso como nuestros hábitos, la duración de los días, el estrés pueden influir sobre nuestra actividad neuronal y esta repercute sobre nuestro cuerpo. No es cierto que únicamente las características del funcionamiento de nuestro cerebro estén predeterminadas genéticamente, y que esto nos guíe y nos determine en nuestra vida. Existe una parte importante en la que nuestro cerebro actúa según factores externos, ya sean ambientales, culturales e incluso ocasionales.

Es complicado explicar lo siguiente. Si nuestra conducta puede influir a nuestra actividad cerebral, y si nuestra conducta depende de nuestra capacidad intelectual o cerebral, (aunque ciertas conductas se aprendan culturalmente), podríamos decir que nuestro cerebro está continuamente corrigiéndose, autoevaluándose, autoanalizando a través de respuesta-estímulo-respuesta-estímulo-etc. Por ejemplo, nos educamos, en cuanto alimentación se refiere, en una familia cuyos miembros comen abundantemente. Esta educación se almacena en el cerebro. Nuestro hábito en la comida tenderá a ser el de una alimentación abundante. Según el estudio comentado anteriormente y si consideramos que la actividad cerebral de la región mencionada puede variar a lo largo de la vida con diferentes factores, al alimentarnos de forma abusiva, nuestra actividad neuronal en aquella zona destinada a la saciedad disminuirá. Así nuestro cuerpo engorda. Con el tiempo decidimos seguir una dieta, reducir la cantidad de comida ingerida. No saciaremos el hambre que sintamos en los primeros días, pero poco a poco el umbral de la saciedad irá disminuyendo. Con el tiempo y siguiendo la dieta, la comentada actividad cerebral irá modificándose y así nuestro apetito irá cambiando con el cambio de nuestro cerebro y nuestros hábitos alimentarios. Así que llegamos a un punto en el que la voluntad (que viene de la conducta y ésta del cerebro) regula al umbral de la saciedad (controlado por una región del cerebro). Es decir, el cerebro controla al cerebro. ¿Dónde establecer una separación cuando nos referimos al cerebro?

4 comentarios:

Masunodos dijo...

Le he cogido pánico a las comidas navideñas no parar de comer a la vez que hablar, en fin... Me transtorna el estómago y al final caigo enfermo con vómitos lo mismo que con la bebidas alcohólicas y refrescos, las cenas sociales con comidas pesadas en las que no paras de comer por obligación y te tiras sentado horas y horas y encima con bebidas alcohólicas y refrescos en la que la única alternativa es ir a un pub o discoteca en las que vas y lo único que puedes tomar son bebidas alcohólicas o refrescos hacen que al día siguiente me encuentre hecho un asco, milagrosamente venden agua embotelladas pero zumos...
Por desgracia para mí esta clase o modalidad de socialismo es el común denominador en este pais no variando mayormente los hábitos por desgracia para mi y mucha gente como yo es una verdadera lástima.
Aparte en una época de abundancia aún queda gente que como las antiguas madres cebadoras de comida a sus pequeños atosigan al prójimo para que coma, ingiera o beba incluso superando sus límites.
Pienso que podemos ser mas creativos a la hora de ser sociales sin que nos cuesten las arterias o el corazón en definitiva la Salud.

Pilar dijo...

Me parece que el funcionamiento del cerebro es muy complicado, porque todas nuestras sensaciones, sentimientos y necesidades, están conectadas, incluso respirar, algo tan sencillo y necesario, está conectado a nuestro sistema nervioso.
Respecto a la comida, creo que hay muchos factores que influyen: el cerebro(que regula la sensación de quedarnos saciados), la educación de nuestras madres (que siempre querían que comieramos más), y el gusto y la voluntad de cada uno, que para mí, son dos factores muy importantes. Por ejemplo, si a una persona, le ponen un gran plato de algo que no le gusta, probablemente, comerá un poco, pero no se lo acabará, aunque en su casa, exista la tendencia de comer mucho, ahí influye el gusto del que come. Y el caso contrario, una persona a la que le gusta comer, pero es consciente de que puede engordar, por lo que se controla y tiene una voluntad de hierro, es el caso de las personas que siguen dietas.
Así que creo, que al final, la comida, las ganas y el gusto por comer, es algo personal, en el sentido de que a cada uno, nos afecta de forma distinta.
El estudio que comentas, parece que mide las ganas de comer de cada uno, de una forma objetiva ¿no? por lo que podría ayudar a mucha gente con problemas de peso. Un avance.

Félix dijo...

Tanto la educación, como el gusto y la voluntad ¿no están regidas por el cerebro? ¿Hasta qué punto podemos influir sobre el cerebro? El cerebro es muy plástico, muy maleable. Desde fuera nos pueden influir, nos pueden meter ideas que en un principio no eran nuestras pero que al final las asimilamos y pueden hacer cambiar diferentes comportamientos en nosotros mismos. ¿la voluntad puede adquirirse o todo el mundo posee de un grado de voluntad potencial? ¿esta voluntad puede desarrollarse con las experiencias, con los años, con las nuevas ideas hasta un límite predefinido en nosotros, esta es una virtud o cualidad ilimitada, en la que el cerebro puede dar de sí sin barreras?

Pilar dijo...

La educación está regida por el cerebro de otros, el gusto es algo casi innato y pocas veces puede controlarse, ¿crees que a alguien a quien no le gusten los garbanzos podrías hacer que se los coma? yo lo dudo... la voluntad de comer más o menos, es lo único sobre lo que creo que podríamos actuar...
Estoy de acuerdo en que nos pueden influir, pero debemos tener una idea básica parecida para actuar en consecuencia, ¿alguien haría régimen si no se viera rellenito? ¿si no quisiera meterse en unos pantalones/vestido que no le viene?
Yo creo que la voluntad, puede adquirirse, todo depende del fin que persigas y cuanto más la ejercites, más fácil será, porque tus creencias preestablecidas son tus propias barreras.