Estamos viviendo tiempos difíciles y creo yo más difíciles de lo que se nos transmite por los medios de comunicación. No es por ser alarmista pero mucha gente se encuentra en situaciones complicadas para vivir igual a como lo estaban haciendo hace un par de años. Y otras muchas personas se dirigen hacia esa situación. La actual crisis la estamos sufriendo los ciudadanos de a pie, los currantes, los que invertimos tres cuartas partes del tiempo de nuestra vida en buscar y mantener nuestro trabajo y obtener unos ingresos que nos permitan vivir bajo un techo prestado. Aquellas personas que durante años han permanecido en una empresa, trabajando día a día, luchando por no perder ese trabajo aceptando unos derechos laborales que han ido a menos con el paso de los años, aceptando la pérdida del derecho de un contrato fijo por uno indefinido con el que puedes ser despedido en cualquier momento recibiendo una indemnización que no siempre es la que a uno le corresponde. Aceptando la aparición de una competencia ilegal arropada por los empresarios en su momento cuando la inmigración sin documentos supuso una nueva pérdida de la opción de reclamar lo que al trabajador le correspondía. De adaptarse a la bajada de salarios por no perder el puesto de trabajo. Después de todo esto, ahora nos encontramos con la excusa de la crisis para que muchísima gente se encuentre en el paro, sin saber si debemos quejarnos o comprender que las crisis solo traen desempleo.
Tal vez uno acepte con cierta resignación la pérdida de su trabajo, pero es que mientras uno trabajaba no le estaban haciendo un favor. Recibimos un sueldo "justo" (justo de justico, vamos)para utilizar la mitad de este en pagar una vivienda durante 30 o 40 años, el resto del sueldo lo utilizamos para nuestra alimentación, pero la mayor parte va de nuevo al sistema económico, de vuelta a las arcas de la comunidad y del Estado. El pago de impuestos en forma de IVA, IRPF, contribución de vivienda, de circulación, comisiones, seguros obligatorios y otros opcionales pero que mejor que los tengas, sanciones que se imponen cuando los que nos gobiernan necesitan recaudar dinero. Para todo esto tenemos dinero, el justo. Los cinco o seis primeros meses que trabajamos al año es para pagar todos estos tipos de impuestos, con el resto ya podemos pagar otras cosas prestadas, como el piso o el coche, que si no lo devuelves al estado lo pagas al banco, que al fin y al cabo es lo mismo. Por este motivo me sorprende la paciencia del ser humano. Aún somos capaces de tener la esperanza de que la crisis desaparezca. Claro está que se irá, pero es que no había motivo para que hubiese llegado.