Durante los últimos años se ha
observado que la población de abejas desciende desde finales de otoño hasta terminado
el invierno, periodo que coincide con la mayor propagación del virus del
tomate. Un grupo de científicos han demostrado que estos dos factores están íntimamente
relacionados, ya que este virus se encuentra en el polen de las plantas de
tomate y de soja que las abejas recogen para alimentar sus larvas. Este virus infecta
las larvas de las abejas dañando su sistema nervioso y llevándolas a la muerte.
Se ha comprobado en diferentes colonias de abejas que durante el invierno estos
insectos están infectados en un 22%, mientras que durante la primavera los
organismos infectados descienden a un 7%. Aquellas abejas que sobreviven están
libres del virus. El virus del tomate es de simple cadena de RNA con una
elevada tasa de mutación, por lo que no es descartable que se den casos de
salto de especie como ocurrió con el virus del SIDA, que también es un virus
del mismo tipo que el del tomate, al igual que los virus responsables de algunos
tipos de hepatitis.
Fuente: www.nytimes.com